sombras y sueños,
ajena y enajenada
Pálidos reflejos
sólo son ecos
de nadie y de nada
¿Cuánto vale un sueño,
quién se arroga dueño
del derecho a soñar?
La clave se perdió
y la tesitura del dolor
entona un réquiem
por la dama de Shalott
una travesía en busca del no ser
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